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ACS reaviva la venta de Clece y prevé colocar el 50% del negocio de centros de datos antes del verano

La compañía tantea inversores en EE UU por el área de servicios y ultima la entrada de un solo socio en la nueva Digital & Servicios

El consejero delegado de ACS, Juan Santamaría, junto al presidente del grupo, Florentino Pérez, el pasado 9 de mayo en la junta de accionistas de 2025.
Javier F. Magariño

Vuelta a las negociaciones por parte de ACS, esta vez con inversores de Estados Unidos, para desprenderse de la filial de servicios Clece después de que el pasado ejercicio descartara distintas propuestas de compra. A pesar de los contactos, no hay prisa con este proceso y sí se acelera para integrar un socio en la nueva plataforma encargada del desarrollo de centros de datos y proyectos de renovables, la bautizada como Digital&Energía. Las expectativas pasan por zanjar antes del verano la selección del esperado inversor que se haga con el 50% de esta última.

En el caso de Clece, hasta ACS ya se acercaron fondos como Pacific Avenue y actores del sector de los servicios como ISS y Serveo, pero sus ofertas no cubrieron las expectativas de la empresa en 2024, cifradas entre 800 y 1.000 millones. Ahora es el presidente, Florentino Pérez, quien llama a la tranquilidad con esta desinversión: Clece no es estratégica, pero aporta al beneficio del grupo y a su política de responsabilidad social corporativa. Al cierre de 2024, las cuentas de ACS incluyen activos no corrientes mantenidos para la venta por casi 1.700 millones, de los que cuelgan más de 1.300 millones de deuda.

“Estamos profundamente orgullos de la labor social que realiza Clece, con un modelo de gestión centrado en atender las necesidades de las personas e impulsando la inclusión laboral de colectivos vulnerables”, subrayó el presidente de ACS la semana pasada ante la junta de accionistas. Pese a haberse rebajado la presión, el proceso de venta está vivo.

Con asesoramiento de Société Générale y Bank of America desde final de 2023, ACS se ha llegado a plantear la desinversión en Clece por piezas: por un lado, el mantenimiento de oficinas, hospitales, aeropuertos y los servicios urbanos, y por otro, la atención a colegios, residencias y los servicios de asistencia. Pero el destino de la firma de servicios depende únicamente de que ACS obtenga un precio óptimo a la vista de que el grupo no está condicionado por la deuda, especialmente si suelta el 50% de Digital&Energía.

Clece, entre los mayores prestadores de servicios en este país, declaró el año pasado unas ventas de 2.030 millones (+5,3%) y un beneficio bruto de explotación (ebitda) de 113 millones (+16,5%). Su resultado neto, más o menos estable año a año, fue de 31 millones. Con 87.100 trabajadores (12.000 pertenecientes a colectivos vulnerables), esta filial de ACS supera los 2.000 millones en cartera en España, Reino Unido y Portugal. El foco de ACS en las infraestructuras de nueva generación, la edificación (a través de Turner) y la gestión de autopistas (con Abertis e Iridium), ha ido alejando a Clece del núcleo estratégico del negocio.

A punto para construir

ACS, que ha reiterado su previsión de crecer hasta un 17% en beneficio ordinario este 2025, espera alcanzar en las próximas semanas un acuerdo para asentar un socio en Digital&Energía, que parte con proyectos en centros de datos por 2,1 GW. El grupo tiene los terrenos y ha tramitado permisos y conexiones para arrancar la fase de construcción. Y es en este punto donde pretende monetizar el 50% del desarrollo inicial y compartir esfuerzos para levantar las instalaciones y operarlas. La nueva división, cuya gobernanza se asemejará a la de Abertis (ACS y la italiana Mundys se reparten el capital y el consejo al 50%), tiene identificados otros 5 GW en centros de datos en Europa, EE UU y Australia.

Esta semana el consejero delegado, Juan Santamaría, ha reconocido ante los analistas contactos avanzados, pero no ha desvelado aún si ACS se apoyará en una entidad de perfil financiero o contará con un puntal de la industria. La misma plataforma Digital&Energía está llamada a desarrollar los proyectos de generación eléctrica para alimentar las infraestructuras tecnológicas.

ACS, tal y como advirtió su número dos ante los accionistas el día 9, tiene una capacidad de inversión de 1.000 millones al año hasta 2030, lo que permite “acometer inversiones futuras que nos permitirán capitalizar las oportunidades que nos brinda el mercado”. El apalancamiento de esos 6.000 millones en seis ejercicios multiplicará su potencial, pero el ejecutivo anticipó que se invertirá “sin incrementar el endeudamiento y manteniendo la atractiva remuneración a nuestros accionistas”. Una promesa que concuerda con el apoyo en socios y la rotación de activos no estratégicos. La cotización del grupo, instalada en máximos históricos, se ha revalorizado más del 3% desde el viernes de la junta.

Otro de los proyectos en marcha es el de la toma de un 51,2% de la autopista francesa A63 (Burdeos-San Juan de Luz) por parte de Abertis. Para ello se inyectarán este trimestre 400 millones de capital procedente de ACS y Mundys. Los dos partícipes, que acaban de repartirse 602 millones en dividendos, vuelven a reforzar su concesionaria. El activo francés cuenta con plazo de explotación hasta 2051 y aporta un ebitda que en 2024 fue de 134 millones.

Sobre la firma

Javier F. Magariño
Es redactor de infraestructuras, construcción y transportes en Cinco Días, donde escribe desde junio de 2000. Ha pasado por las secciones de Especiales, Cinco Sentidos, 5D y Compañías siguiendo la información de diversos sectores empresariales. Antes fue locutor de informativos en la Cadena Cope, además de colaborar en distintos medios de Madrid.
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