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La buena marcha de Grifols impone la calma en la Junta de Accionistas tras un año y medio convulso

El Consejo de Administración reitera su voluntad de volver a repartir dividendo “cuanto antes”

Anne-Catherine Berner, nueva presidenta de Grifols, este jueves en Sant Cugat.
Josep Catà Figuls

La multinacional catalana Grifols ha logrado este jueves cosechar un consenso prácticamente unánime en todos lo puntos del orden del día que se sometían a votación en la junta general de accionistas, consiguiendo una ansiada paz social que llega tras el que seguramente ha sido uno de los periodos más convulsos para esta compañía familiar fundada en 1909. Los buenos resultados de la farmacéutica en los últimos trimestres están dejando atrás, de momento, la inquietud que surgió desde que en enero de 2024 el fondo bajista Gotham publicó un informe demoledor sobre la situación financiera de Grifols.

En los últimos seis meses, la acción ha subido más de un 16%, Grifols obtuvo una primera victoria judicial en EE UU contra Gotham y la buena marcha del negocio ha permitido ir incrementando el resultado bruto y reducir el apalancamiento. El Consejo incluso tiene la previsión de retomar la política de dividendos este año, tras cuatro ejercicios congelada. Esta calma se ha traducido en el respaldo de los accionistas a la gestión del Consejo, que a partir de ahora presidirá Anne-Catherine Berner en sustitución de Thomas Glanzmann, quien ha renunciado a la reelección.

La unanimidad de los accionistas no se puede dar por descontada en una empresa en la que cualquier movimiento está bajo la lupa. Antes de la Junta, los fondos díscolos Mason, Sachem Head y Flat Footed, propietarios de algo más del 8% de las acciones, habían aireado su confrontación con la familia fundadora. Sin embargo, los fondos rectificaron y enviaron una carta en la que ratificaban el apoyo al Consejo. Así ha salido adelante el nombramiento del consejero independiente Paul Herendeen, que no se ha tenido que votar al ser elegido por haber logrado el consenso suficiente previamente.

La Junta de este jueves tenía como objetivo ratificar los nombramientos de Harendeen y de Pascal Revery como consejeros, así como la reelección de Víctor Grifols Deu como miembro de un Consejo que se ha modificado para reducirlo a 12 miembros. A la junta han acudido 602 accionistas, que representaban el 69,72% del capital social con derecho a voto. Han respaldado ampliamente estos puntos, así como también han aprobado las cuentas individuales y consolidadas, y la gestión del Consejo, con más de un 99% de los votos.

Los accionistas también han aprobado el nombramiento de Deloitte como auditor y han dado el visto bueno a la política de remuneraciones de los consejeros y al plan de incentivos de 2025. Este está basado en la entrega de acciones para los miembros del equipo de la alta dirección y otros empleados clave de la compañía de hemoderivados y sus filiales, y tendrá un importe máximo total destinado se ha fijado en 9,3 millones de euros.

La junta, celebrada en la sede de Grifols en Sant Cugat (Barcelona), también ha servido para mostrar el cambio de etapa con el relevo en la presidencia. “Después de casi dos décadas de servicio he tomado la decisión de no pedir la reelección. He servido a Grifols en muchos roles, y en cada uno ha sido un privilegio. Grifols es una de las compañías más importantes de España”, ha expresado Glanzmann en su discurso. Tanto Glanzmann como la nueva presidenta, Anne-Catherine Berner, así como el vicepresidente de la compañía, Raimon Grifols, han destacado la importancia del legado de la familia Grifols y la “visión estratégica” de Tomàs Dagà, consejero de la compañía desde el año 2000 y un hombre muy cercano a la familia, que ha quedado blindado frente a los fondos de inversión. “Grifols se ha mantenido firme en sus valores y razón a través de todo, en la pandemia o en el ataque sin base de un inversor bajista. Hemos respondido con ética, integridad y resiliencia. Estoy muy orgulloso de cómo la compañía ha respondido”, ha dicho el presidente saliente.

El consejero delegado de la compañía, Nacho Abia, nombrado hace un año en una de las medidas para recuperar la confianza de los mercados, ha repasado los resultados de Grifols en 2024. “Cada trimestre ha sido mejor que el anterior, con el negocio de BioPharma como el eje central de la estrategia”, ha dicho. El año pasado, las ventas crecieron un 10,3%, hasta los 7.212 millones, y el ebitda ajustado llegó a 1.779 millones, con un margen de ebitda ajustado del 24,7%. La ratio de apalancamiento, uno de los indicadores clave que propiciaron el informe de Gotham, se ha ido reduciendo desde las 6,8 veces el ebitda en el primer trimestre de 2024 a las 4,6 veces actuales. Y el flujo de caja libre se sitúa en 266 millones: “Este es el indicador más clave, y nos situamos muy por encima de las previsiones iniciales”. El plan estratégico para 2029 prevé alcanzar los 10.000 millones y un margen de ebitda ajustado del 29% o el 30%, así como un flujo de caja de 1.200 milones.

Grifols también está inmersa en el proceso para excluir de Bolsa a la filial alemana Biotest, mediante una opa, y según ha explicado Abia, se están estudiando fórmulas para aumentar el retorno a los accionistas. Una es el dividendo, aunque no se descarta también la recompra de acciones. El director financiero, Rahul Srinivasan, ha explicado que Grifols se dispone a comprar las empresas BPC y Haema, que son propiedad de Scranton Enterprises.

La compañía, que tiene una red de 400 centros de donación en todo el mundo y está especializada en la recolección de plasma para hacer productos hemoderivados, prevé retomar las inversiones para hacer frente al crecimiento, con una nueva planta en Lliçà de Vall, cuya construcción comenzará próximamente, y con la ampliación de una planta en Estados Unidos. La empresa recuerda que está relativamente a salvo de los efectos de las guerras comerciales, al tener una producción muy regionalizada, especialmente en Estados Unidos donde han integrado verticalmente todos los activos para buscar la eficiencia y bajar los costes.

Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.
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