El Banco de España advierte de que el veto de EE UU al dólar digital puede mermar la estabilidad monetaria global
La autoridad monetaria considera que las monedas digitales emitidas por bancos centrales son una alternativa más segura a las ‘stablecoins’

En un momento en el que bitcoin se encuentra en máximos históricos y las stablecoins afianzan su influencia en el mercado, los bancos centrales ponen la lupa en el sector. Los activos digitales ya no son un asunto secundario para las autoridades monetarias. El BCE lo ha dejado patente y ahora es el turno del Banco de España, que este martes ha publicado su informe sobre estabilidad financiera en el que alerta sobre los riesgos de este mercado. La entidad ve con especial preocupación el auge de activos como las monedas estables, divisas digitales que replican al dólar (o al euro). Para contrarrestar su crecimiento y sus riesgos, el BdE avanza una alternativa: las CBDC, o monedas digitales emitidas por bancos centrales, como el euro o el dólar digital, que estarían bajo la supervisión de las autoridades monetarias.
En un discurso reciente, Philip Lane, miembro del comité ejecutivo del BCE, advertía de que las stablecoins son capaces de crear un ecosistema monetario fuera del alcance de los bancos centrales, cuyo dinero podría pasar a desempeñar un papel reducido en el sistema de pago ante un escenario de adopción masiva de estos activos. Para limitar estos riesgos, el BCE está trabajando en el desarrollo del euro digital, una moneda digital de banco central, el equivalente electrónico al efectivo.
Pero la Unión va contracorriente respecto a EE UU y esto preocupa al BdE. El pasado enero, tan solo tres días después de su toma de posesión, el presidente de EE UU, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva con la que vetó el desarrollo del dólar digital. El decreto resalta que entre las prioridades estará “tomar medidas para proteger a los estadounidenses de los riesgos de las monedas digitales de bancos centrales, que amenazan la estabilidad del sistema financiero, la privacidad individual y la soberanía de EE UU”.
La visión de la autoridad monetaria española es opuesta. “La prohibición de la nueva administración de EE UU de cualquier avance hacia una CBDC en dólares, puede tener efectos negativos indeseados sobre la estabilidad del sistema monetario global”, destaca el informe.
Desde el Banco de España reconocen que, por ahora, los criptoactivos representan una parte pequeña de los mercados financieros, lo que limita los riesgos para la estabilidad financiera. De hecho, el tamaño de este mercado es relativamente pequeño: a principio de 2025 el valor bursátil del índice de criptoactivos MVIS, que agrupa las 100 principales criptomonedas sin respaldo según su valor de mercado, representaba el 6,2% del S&P 500.
No obstante, la continua expansión de este mercado puede contribuir al riesgo sistémico. Los ojos de la entidad monetaria están puestos en EE UU, el mercado más grande para los criptoactivos y que más ha cambiado su actitud en los últimos meses con la vuelta de Trump a la Casa Blanca.
El regreso del magnate ha contribuido a intensificar las tensiones geopolíticas y ha impulsado la adopción de activos digitales. Los países que no estén alineados con la potencia norteamericana podrían utilizar las criptos como sustituto del dólar, observa del BdE. “Estas distorsiones geopolíticas pueden dar lugar a políticas públicas en relación con los criptoactivos con efectos potencialmente negativos sobre la estabilidad financiera”, avisan. Una de estas es la inclusión de bitcoin entre los activos de reserva, pese a su volatilidad.
Desde el BdE identifican otros riesgos. La concentración del mercado en pocos activos, principalmente bitcoin, ethereum, cardano, Tether, USD Coin y BNB, que representaban más del 90% de la capitalización del MVIS a principios de este mes: de estos, las criptos sin respaldo de activos financieros tradicionales suponían un 82,5%.
Asimismo, inciden en la volatilidad, en las discrepancia entre las regulaciones en distintos países y en la dificultad para monitorizar el mercado y sus implicaciones para la estabilidad financiera. “La fragmentación de fuentes de información y la falta de estándares de reporte limitan la monitorización homogénea y hace necesario complementar el análisis con datos externos o proporcionados por terceros, con los riesgos asociados que ello implica”. A estos suman situaciones como fraudes del mercado, los riesgos de ciberseguridad y las estafas piramidales que ha vivido la industria en los últimos años, que los inversores tienden a infravalorar en un entorno de elevadas rentabilidades en el corto plazo.