Luc Steuns (Moeve): “Solo el 20% de la energía es electricidad; no se puede descarbonizar sin moléculas verdes”
El director de Estrategia y Sostenibilidad de Moeve reafirma la apuesta de la empresa por el hidrógeno verde y sus derivados: amoniaco, metanol y SAF


Cepsa dejó de ser Cepsa a finales de 2024 para convertirse en Moeve. Rehuía, así, de cualquier mención al crudo para adentrarse de lleno en el mundo renovable. Un paso que intentaron muchas petroleras europeas pero que, con el paso del tiempo, han ido aflojando el paso para centrarse nuevamente en su muy rentable negocio tradicional: el de extraer, refinar y vender. Moeve no: lejos de dar marcha atrás en su apuesta por la energía verde, ha acelerado el paso en los últimos años.
“Hace tres años empezamos una estrategia nueva, basada en las ventajas competitivas de las renovables en España, un verdadero giro estratégico desde los productos petroleros”, ha subrayado este jueves Luc Steuns, director de Estrategia y Sostenibilidad de Moeve, durante su participación en la segunda jornada del Foro CREO, organizado por Cinco Días y Prisa Media.
“Solo un 20% del sistema energético es electricidad”, ha recordado. “Así que hay una parte importante del sistema que no se puede descarbonizar solo con solar y con eólica; por eso necesitamos moléculas verdes: hidrógeno verde y sus derivados”, ha remarcado en una mesa redonda moderada por el redactor jefe de Mercados de EL PAÍS, Nuño Rodrigo.
La apuesta de Moeve, que sostiene gracias al apoyo de sus dos accionistas (Mubadala, fondo soberano de Abu Dabi, y el fondo de inversión estadounidense The Carlyle Group), es nítida: “Queremos construir las plantas más grandes de amoniaco, metanol y SAF [combustible limpio para aviones] no solo de España, sino de Europa. Todo, gracias a la ventaja competitiva que da producir aquí”.
Contraste transatlántico
Aunque a contracorriente respecto a los movimientos más recientes de otros grandes nombres del sector en Europa, como la británica BP, Moeve cuenta con la virtud de no cotizar —“una ventaja bastante grande” para seguir adelante con su reconversión, como reconocía su propio consejero delegado, Maarten Wetselaar, en una reciente con EL PAÍS—.
También con el respaldo explícito de Bruselas a la descarbonización: a pesar de los pesares, y de los continuos ataques a su agenda verde, los Veintisiete se acercan con paso firme a sus objetivos climáticos para 2030. “Lo bueno es que en este continente hay una apuesta muy fuerte por la descarbonización”, ha remarcado Steuns.
Un impulso que contrasta con el retroceso de Estados Unidos, en este y otros capítulos, desde el regreso del magnate republicano Donald Trump a la Casa Blanca. “En Europa tenemos que importar mucha energía [fósil: petróleo y gas natural], así que es clave tener producción propia para la seguridad e independencia energética”. Una enorme oportunidad que Moeve quiere aprovechar.
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