De la Lastra (Panza Capital): “Vendimos la posición en Defensa porque el precio era absurdo y ya habíamos duplicado su valor”
El gestor defiende que la guerra arancelaria desatada por Trump ha brindado oportunidades de inversión nunca vistas

Un buen gestor de fondos de Bolsa debe saber cuándo comprar una acción pero también cuándo vender. La parte de las gangas resulta más evidente: si tras realizar un análisis detallado de una compañía se ve que la cotización bursátil es muy inferior al valor teórico estimado, hay que comprar. Ahora bien, vender no es algo tan evidente. ¿Cuándo hacerlo? ¿Cuándo haya duplicado su precio? ¿Cuándo lo haya triplicado? El icónico inversor Warren Buffett —que anunció su retirada hace unas semanas— ha mantenido algunas acciones en cartera durante más de 50 años.
Beltrán de la Lastra (Madrid, 1971), presidente y director de inversiones de la gestora de fondos Panza Capital, ha tenido que enfrentarse en las últimas semanas a ese dilema. Él y su equipo han acabado vendiendo las posiciones que habían construido a lo largo de dos años y medio en compañías del sector de Defensa europeo. Fundamentalmente, la británica Babcock y la francesa Thales, que llegaron a representar el 9% de los fondos. Pero todo tiene un precio. El financiero, que antes de fundar su propia gestora trabajó para la firma Bestinver y para la filial de JP Morgan en Londres, desgrana este movimiento y a dónde a ido a parar el dinero logrado con la desinversión.
P. ¿Cómo han vivido la guerra arancelaria desatada por Donald Trump?
R. Ha supuesto un importante embate para las Bolsas y ha añadido una gran incertidumbre a un panorama geopolítico ya muy inestable. Vamos a vivir un periodo de gran volatilidad. Por eso es fundamental todo el trabajo previo realizado. Eso ya lo vivimos con un suceso como el Brexit. Era improbable que ocurriera e imposible de predecir qué consecuencias iba a tener. En esos casos, lo importante es tener claro que estás invertido en buenos negocios que cotizan a un precio razonable.
P. ¿Qué consecuencias directas ha tenido sobre los fondos de Panza?
R. Las compañías europeas de mediana capitalización y de perfil cíclico, donde invertimos prioritariamente, ya estaban baratas a comienzos de año. Ahora, la llegada de Trump a la Casa Blanca ha tenido consecuencias directas e indirectas. Una de estas últimas es que ha hecho que Europa se despierte y se ponga las pilas. Por ejemplo, en la cuestión del gasto en Defensa. Con Alemania anunciando un plan de estímulos nunca visto. Europa ha empezado a moverse mucho más rápido de lo que habíamos pensado.
P. Panza Capital había hecho una importante inversión en compañías del sector armamentístico europeo... ¿cómo les ha afectado?
R. Hemos vendido toda la posición.
P. ¿Toda?
R. Prácticamente. Tanto en Babcock, donde llevábamos invertidos desde hace casi dos años y medio, y que había triplicado su valor, como en las francesas Dassault y Thales, que casi habían doblado su cotización desde que entramos.
P. ¿Por qué?
R. Porque las revalorizaciones han sido enormes y los precios alcanzados son ya absurdos. Con el alargamiento de la guerra de Ucrania y la presión de Trump a los países de la OTAN para que aumenten su gasto militar, el sector se ha puesto muy de moda. Todo el mundo ha querido invertir en el puñado de compañías cotizadas europeas de Defensa. Y las valoraciones que se han alcanzado son absolutamente insostenibles, por mucho que vaya a aumentar el gasto público en esta partida.
P. ¿Es complicado deshacer una posición después de desarrollar una tesis de inversión muy sólida?
R. Depende. En este caso, desde luego que no. Primero, porque estas inversiones han aportado mucho valor a los fondos y, por lo tanto, a nuestros partícipes. Segundo, porque hay otras partes del mercado que siguen cotizando con enormes descuentos, por lo que hemos encontrado enseguida varias alternativas donde reinvertir ese dinero.
P. ¿Dónde han entrado?
R. Sobre todo hemos reforzado posiciones que ya teníamos. Especialmente en compañías del sector químico, en empresas británicas constructoras y de ladrillos. También tenemos importantes inversiones en el sector automovilístico, con posiciones en BMW y en la española Cie Automotive.
P. ¿Qué les atrae del sector químico?
R. Es algo que ya vimos tras la pandemia y los problemas posteriores con la distorsión de las cadenas de suministros. Los constantes anuncios de aranceles por parte de Trump hacen que las empresas hayan querido proteger su balance. Una de las fórmulas es tirando de inventarios y reduciendo las compras a proveedores. Eso ha hecho que las empresas químicas, que dan servicio a muchas industrias, vendan menos. Pero antes o después se normalizará la situación.
P. ¿Por qué invierten en el motor, con todos los problemas que tiene?
R. Precisamente por eso. Es cierto que está el desafío de la competencia de las marcas chinas, de la irrupción de la tecnología de los coches eléctricos y los autopilotados, de las dudas sobre los modelos de propiedad de los automóviles. Pero, con todo, el precio al que cotizan algunas grandes empresas es irrisorio, como si estuvieran a punto de quebrar, lo cual no es muy razonable.
P. ¿Por ejemplo?
R. BMW. Es uno de los grandes fabricantes, con una marca muy potente, que tiene una valoración bursátil de 45.000 millones de euros, cuando tiene una caja neta de 20.000 millones de euros. Por lo que el mercado está valorando su negocio en 25.000 millones. Eso, cuando es una empresa que ha demostrado sobradamente que puede ganar unos 8.000 millones de euros al año. Está cotizando a un precio tremendamente atractivo. Y el factor de los aranceles, aun cuando sí que le puede afectar, no compromete para nada las buenas expectativas que tenemos respecto a la evolución del grupo.
P. ¿Lo mismo ocurre con Cie Automotive?
R. Tiene sus propias características. Nos gusta mucho que se ha desapalancado en los últimos años. Además, tiene una estructura accionarial imbatible, con un primer ejecutivo que controla el 10% y varias familias que tienen otro 40%, con lo que hay una gran alineación de intereses. Hace poco han presentado resultados récord y está acumulando autocartera.
P. ¿Cuál es su tesis para apostar por las constructoras y el ladrillo británico?
R. Básicamente, que hay un enorme déficit de vivienda Reino Unido. Se construyen muchas menos casas de las que hace falta. Y eso se tiene que revertir. De hecho, el nuevo Gobierno ya ha fijado como una de sus prioridades aumentar el parque de viviendas.
P. ¿Mantendrán alguna empresa durante muchos años o lo normal es que antes o después se vendan?
R. En el sector de Defensa hemos vendido antes de lo que nos habíamos planteado, por lo que antes comentaba. Pero en otras compañías creo que podemos pasar mucho tiempo. Una empresa bien gestionada, que cada año te da un dividendo o recompra acciones, y que sigue creciendo, y creciendo, no nos importa mantenerla. Es el caso de la empresa inglesa de tiendas de ropa, Next [en 2025 se ha revalorizado un 27%].
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