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La metamorfosis de la deuda de EE UU: cuánto está en juego con el reequilibrio de las reservas mundiales

Los inversores extranjeros en bonos de EE UU serán protagonistas de un movimiento que podría canalizar hasta 2 billones de euros hacia la deuda europea

Operador en la Bolsa de Nueva York
Nuria Salobral

El rendimiento del bono de EE UU a 30 años volvió a alcanzar este miércoles el 5%, un máximo al que no cotizaba desde 2023 y que tocó este mismo lunes, en reacción a la decisión de Moody’s de retirar la máxima calificación financiera a la deuda soberana de la mayor economía del mundo. Ese recorte del rating ha sido el último aviso para unos inversores en bonos que ya eran conscientes del elevado déficit público de EE UU pero que ahora miran con nuevos ojos a la deuda soberana del país.

La caótica política económica de Donald Trump y su declaración de guerra comercial, ahora en un impasse, está restando pedigrí a los bonos estadounidenses como refugio indiscutible para la inversión. La amenaza arancelaria está acelerando las ventas de deuda soberana de EE UU, en un movimiento que promete tensar las rentabilidades y que forma parte de un proceso gradual y ya en marcha, por el que se ha comenzado a reequilibrar el dominio absoluto del dólar y los bonos de EE UU en las reservas mundiales. El billete verde sigue siendo la divisa de referencia mundial y lo va a seguir siendo a la vista de que no hay otra moneda capaz de hacerle sombra. Y los bonos estadounidenses van a mantener un papel determinante en las reservas de los bancos centrales y en las carteras de los inversores, aunque sin el estatus incuestionable previo al segundo mandato de Trump. El fin del excepcionalismo de EE UU está en marcha, a paso lento, con la velocidad propia de un transatlántico que no va a dar un drástico viraje pero que, por su magnitud, sí va a desencadenar unos flujos de inversión multimillonarios.

Por lo pronto, el hecho de que EE UU se haya despedido por completo del rating de máxima calidad -S&P ya le retiró la triple A en 2011 y Fitch en 2023- va a obligar a los inversores más conservadores a replantearse su riesgo en EE UU. En Hong Kong, el sistema privado de pensiones está debatiendo qué exposición a deuda soberana de EE UU puede asumir a partir de ahora, ya que no puede superar el 10% de la cartera una vez que se ha perdido del todo la triple A. Las gestoras de planes de pensiones, que se guían habitualmente por criterios de riesgo más estrictos, son ahora un foco potencial de ventas de bonos estadounidenses. “Partimos de que las medidas disruptivas de la actual Administración estadounidense, en particular en materia de comercio, pueden supone un cambio estructural en la dinámica de mercado”, advierten en Bank of America.

El banco estadounidense señala a los inversores extranjeros como protagonistas de un flujo gradual de inversiones desde la deuda de EE UU hacia la deuda soberana europea. “Podemos imaginar flujos de venta que reduzcan las tenencias de los inversores extranjeros sobre el total de deuda soberana de EE UU en circulación en la misma medida que durante los períodos de gran reducción anual observados durante la última década”, explican en Bank of America. La entidad apunta a la posibilidad de que los inversores decidan reequilibrar sus carteras en favor de la deuda soberana europea y que esta gane el terreno perdido a consecuencia de la crisis del euro de 2012 y de las compras masivas de bonos por parte del BCE.

Un reequilibrio de las carteras por parte de los inversores extranjeros en deuda de EE UU, hasta el punto de regresar a la exposición que tenían a bonos de la zona euro antes del programa de compras del BCE, equivaldría a entradas de dinero por más de 1,6 billones de euros, según calcula Bank of America. Un movimiento de calado que sería gradual, con la calma necesaria para no darse un tiro en el pie y que esa reasignación de activos no provocara un hundimiento en los precios de las propias carteras de bonos estadounidenses. “Nuestro principal mensaje es que es más probable que la reasignación se desarrolle con desplazamientos de activos estadounidenses de riesgo hacia deuda soberana de EE UU en lugar de grandes salidas en bonos soberanos de EE UU”, puntualizan en Bank of America.

En la entidad también esperan que los bancos de la zona euro aumenten sus tenencias de bonos soberanos europeos a medida que se estabilicen los diferenciales. “Por el contrario, la exposición de los bancos y los fondos monetarios de EE UU, y de todos los tipos de inversores estadounidenses, ya está por encima de la media histórica. Sólo los extranjeros no están sobreponderados”, añade la entidad.

El movimiento de placas en el mercado de deuda también atañe a los bancos centrales: si su porcentaje de reservas en euros regresara a los niveles previos a la crisis de 2012, desatarían una oleada de compras de bonos europeos de entre 400.000 y 600.000 millones de euros, según calculan en Bank of America. Y los inversores japoneses también tendrían su parte en lento viraje del transatlántico de la deuda de EE UU. Si reemplazaran los bonos corporativos de EE UU por bonos europeos, en los que llevan infraponderados los dos últimos años, provocarían un movimiento de otros 100.000 millones de euros.

En UBS añaden que serán los inversores extranjeros los catalizadores del declive del excepcionalismo de EE UU y no los bancos centrales, partiendo de que el incremento de la tenencia de activos estadounidenses en manos de extranjeros ha estado muy ligada al mayor crecimiento económico estadounidense y al rally de su Bolsa. El banco suizo da una pincelada más de la ola vendedora que podría caer sobre los activos de EE UU: un descenso de solo el 5% de la tenencia en manos extranjeras supondría ventas por cerca de 700.000 millones de dólares. Cifras mareantes que dan idea del cambio estructural que Trump ha puesto sobre la mesa de los inversores.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
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