Coinbase amplifica el síndrome de la urraca
Los operadores sofisticados de criptos tienen mucho margen para desviar los retornos de los inversores menos experimentados

La casa de cambio de criptos Coinbase se incorporará el lunes al S&P 500, lo que permitirá incluir las finanzas descentralizadas en más carteras. Es un nuevo paso hacia la normalización de un sector cuyo brillante barniz oculta un lado más oscuro.
La legitimidad le ha llegado rápido, menos de tres años después del escándalo de FTX. La Administración Trump revirtió las políticas, más estrictas, impuestas por Gary Gensler al frente de la SEC. En lugar de mantenerse al margen del mercado, las criptos están entrando en el firmamento financiero.
La aprobación regulatoria de los ETF de BlackRock y otros gestores contribuyó a inflar el mercado. El valor total de las monedas digitales asciende a unos 3,4 billones de dólares, el triple que hace tres años, según CoinMarketCap. Según ese criterio, tiene sentido que Coinbase entre en el índice de referencia, diseñado para reflejar la economía en general, tras la salida de la entidad emisora de tarjetas de crédito Discover. Coinbase, valorada en 60.000 millones de dólares, generó 2.600 millones de beneficios en 2024, y evita muchas de las prácticas más arriesgadas del sector.
Es una excepción a la regla. El mismo día que S&P Global Indices le dio la bienvenida, otra firma del sector, DeFi Technologies comenzó a cotizar en Nasdaq. Su actividad principal es crear valores similares a los ETF para monedas menos conocidas, como Hedera y Dogecoin.
Sus pérdidas netas se duplicaron el año pasado, y debe casi 900 millones a los titulares de sus productos, frente a los 700 millones de activos que, según DeFi, pueden liquidarse en un año o menos, una diferencia que puede ser un indicador potencial de problemas de liquidez. La empresa también afirma que cuenta con otros activos, algunos de los cuales no figuran en el balance, que le sirven de respaldo.
Existen otras preocupaciones en otros ámbitos. El diferencial entre el precio más alto que los compradores están dispuestos a pagar por los mayores criptoactivos y el precio más bajo que los vendedores están dispuestos a aceptar se ha reducido, pero sigue siendo mayor que el de muchas acciones fácilmente negociables, según la división de investigación de S&P. Esta diferencia deja mucho margen a los operadores sofisticados para desviar los retornos de los inversores menos experimentados.
La moneda meme asociada a Trump es un buen ejemplo. Según la firma de investigación en blockchain Chainalysis, unas 764.000 carteras de criptos han perdido dinero con trump, mientras que 58 han ganado más de 10 millones cada una. El S&P 500 puede mostrar el lado más brillante del sector, pero no hay que olvidar la otra cara de la moneda.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías