El eterno tira y afloja de banqueros y supervisores
Los colchones de capital pueden tapar la cabeza o los pies, pero no todo a la vez


El símil de la manta corta, aplicado por regla general al deporte balompédico, se puede exportar igualmente a un asunto tan arduo como la supervisión bancaria. La medida en que el sector está pertrechado con reservas financieras y salvaguardas regulatorias para blindarlo ante los tiempos de tormenta es, también, la medida en que el crédito no puede crecer con la fluidez que podría. Los colchones de capital bancarios pueden tapar la cabeza o los pies, pero no todo a la vez. El sector siempre va a tirar de la manta hacia un lado, pues compite en un mercado global, y los supervisores, para el otro. Los tiras y afloja entre la industria y las autoridades han ocupado muchas toneladas de papel de periódico.
Las hemerotecas suelen dar la razón al supervisor, pero solo cuando truena. Antes del crac de la burbuja, los colchones anticíclicos del Banco de España, en su día criticados por el sector, en realidad se quedaron cortos. La laxitud con la que EE UU aplicó las normas a la banca mediana sembró la semilla de la quiebra de Silicon Valley Bank. Las entidades financieras no son negocios al uso; de ahí la consideración de sistémicos de muchos de ellos, pues sus problemas son un riesgo para el conjunto de la economía
El Banco de España ha ejercido, una vez más, su labor de Pepito Grillo. Las entidades españolas tienen un colchón suficiente de capital desde el punto de vista regulatorio, pero la espléndida cosecha de los tipos de interés altos se ha repartido entre los accionistas, y ha reforzado de forma muy subsidiaria los ratios de capital de las entidades. Es más, el sector está menos capitalizado que la media de sus competidores en Europa.
El equilibrio óptimo no existe, entre otras cosas porque las autoridades juegan con márgenes de seguridad, y porque las externalidades juegan en los dos sentidos: una restricción crediticia excesiva puede elevar, y no disminuir, los riesgos financieros, si termina por ahogar a empresas y hogares endeudados. Pero no es el caso.
El planteamiento del Banco de España es anticíclico, y posiblemente un mayor colchón de capital hoy pueda permitir a las entidades mantener el pulso de la retribución al accionista cuando lleguen tiempos más complicados, al poder capear con mayor facilidad posibles provisiones o saneamientos. El escenario se antoja lejano hoy por hoy, a la luz de los millonarios beneficios del sector y de las positivas cifras de morosidad. Por eso es tiempo de prepararse.