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Perfil
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El ingeniero que quiere quitarle la soberanía espacial a Musk

Jean-François Fallacher, CEO de Eutelsat, enfrenta el reto de convertir a Europa en una potencia satelital capaz de competir con Starlink

Fallacher
Daniel Soufi

Una cosa hay que reconocerle a Elon Musk: nadie en el mundo acumula una lista de némesis tan extensa como la suya –quizá incluso en toda la historia. Es probable que ni él mismo tenga claro quiénes son todos sus rivales. El último en sumarse a esa lista es Jean-François Fallacher (Albí, Francia, 58 años) nuevo CEO de Eutelsat, la operadora franco-británica que aspira a disputarle el dominio del espacio con una constelación propia y una visión europea de la conectividad global.

El relevo en la empresa se oficializó el pasado 4 de mayo, marcando un punto de inflexión para Eutelsat y para el conjunto del sector espacial europeo. Fallacher, curtido en las filas de Orange, desembarca ahora en la industria satelital con una misión tan ambiciosa como estratégica: reforzar la autonomía tecnológica del continente. Lo hace con una hoja de ruta clara y el propósito de “construir sobre los cimientos dejados por Eva Berneke”, su predecesora, para transformar la compañía en un actor central de la infraestructura digital europea.

El mercado reaccionó con una mezcla de sorpresa e ilusión. Las acciones de Eutelsat llegaron a caer más de un 4 % en los primeros compases de la sesión posterior al anuncio, reflejo de la incertidumbre inicial. Sin embargo, al cierre del día siguiente habían repuntado cerca de un 13 %, señal inequívoca de la confianza de los inversores en el perfil telco del nuevo CEO y en el potencial transformador del espacio.

Pero la sacudida va más allá de lo bursátil. La guerra en Ucrania ha dejado al descubierto una vulnerabilidad incómoda: cuando un país depende de la red satelital Starlink –propiedad de Elon Musk–, el control último de sus comunicaciones estratégicas queda en manos de un actor privado extranjero. Esa realidad ha activado en Bruselas una carrera contrarreloj por garantizar una autonomía espacial real, apoyada en inversión pública y marcos regulatorios que prioricen la seguridad de los datos críticos.

En ese tablero geopolítico se inscribe el programa IRIS2 (Infraestructura para la Resiliencia, la Interconexión y la Seguridad por Satélite), la constelación multiórbita impulsada por la Comisión Europea como respuesta soberana al dominio de redes privadas. El proyecto cuenta con un presupuesto estimado de 10.600 millones de euros y aspira a iniciar sus primeros lanzamientos en 2029, con la vista puesta en una operatividad plena para 2030. Su arquitectura combinará satélites en órbitas baja (LEO), media (MEO) y geoestacionaria (GEO), con el objetivo de garantizar comunicaciones seguras para gobiernos, ejércitos, agencias humanitarias y operadores críticos del continente.

Para Eutelsat, IRIS2 representa tanto una oportunidad como un desafío. Su participación requerirá una inversión de alrededor de 2.000 millones de euros, que se suman a los más de 2.000 millones necesarios para completar el despliegue de la primera generación de satélites OneWeb. En total, más de 4.000 millones de euros que obligan a explorar nuevas vías de financiación, institucionales y privadas, y a mantener una gestión rigurosa.

La compañía se perfila como la única alternativa europea capaz de competir con SpaceX, operando la única constelación global ajena al ecosistema Starlink. La fusión con OneWeb, culminada en 2023, dio lugar al primer operador multiórbita del continente: una flota combinada de 35 satélites GEO y 654 satélites LEO. Pero el desafío es mayúsculo. Starlink opera ya con más de 7.000 satélites LEO, ofrece cobertura mundial y terminales a precios más accesibles. La diferencia en escala, despliegue y costes es aún abismal.

Fallacher lo sabe, y por eso ha trazado una estrategia orientada a la eficiencia y al crecimiento. Su plan pasa por tejer alianzas con operadores terrestres, ampliar la base de clientes corporativos y atraer financiación que permita acelerar la segunda generación de satélites. En su primer mensaje al frente de Eutelsat, insistió en la necesidad de dar continuidad a la estrategia y de integrar la cultura telco –enfocada a la escala y la innovación ágil– en un sector espacial que aún arrastra estructuras pesadas y costes elevados.

La trayectoria del nuevo CEO lo avala. Ingeniero por la École Polytechnique y la École Nationale Supérieure des Télécommunications de París, completó su formación con un programa ejecutivo en la escuela de negocios ESSEC. Inició su carrera en los años noventa en áreas de I+D, ventas y operaciones. En 1999 se incorporó a Wanadoo en los Países Bajos, donde fue nombrado director de operaciones en 2001. Desde entonces, ha encadenado responsabilidades de alto nivel: CEO de Sofrecom en 2006, director ejecutivo de Orange Rumanía en 2011, y más tarde de Orange Polonia, donde promovió una ambiciosa estrategia de despliegue de fibra y servicios convergentes.

En España lideró desde 2020 la filial de Orange, dirigiendo la compleja fusión con MásMóvil que dio lugar a MasOrange, consolidando así uno de los grupos más fuertes del mercado nacional. Desde abril de 2023 asumió la dirección de Orange Francia. Durante su etapa internacional también ocupó cargos institucionales, como el de consejero de comercio exterior de Francia y presidente de la Cámara de Comercio e Industria Franco-Polaca.

Su estilo, descrito como cercano y orientado a la innovación, le ha valido reconocimiento como figura de consenso entre el mundo técnico y el empresarial. Ahora, ese perfil híbrido se pone a prueba en uno de los desafíos más complejos de la industria tecnológica europea.

París y Bruselas observan con atención. Si consigue que OneWeb compita en costes, que IRIS2 avance sin retrasos y que Europa reduzca su dependencia de Starlink, su mandato se recordará como un punto de inflexión. De fracasar, el continente seguirá navegando con mapas trazados desde California. En juego no está solo el futuro de una compañía, sino el de la conectividad europea y buena parte de su soberanía digital.

Un 'telco' de raza

Vocación temprana.  En entrevistas, Jean-François Fallacher ha expresado que su interés por las telecomunicaciones nació muy pronto. “Caí en la marmita de las telecoms desde pequeño”, dijo con humor en ‘Le Figaro’, evocando la famosa figura del cómic Obélix. Desde entonces, ha construido toda su carrera en torno a esa pasión.

Sobre la firma

Daniel Soufi
Colabora con distintas secciones de EL PAÍS desde septiembre de 2022. Además, ha publicado en medios como eldiario.es y la revista 'Yorokobu'. Graduado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid. Cursó el máster de Periodismo UAM-EL PAÍS en la promoción 2021-2023.
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