Opas, banca mediana y fusiones transfronterizas
La oferta de BBVA sobre Sabadell pone sobre la mesa una realidad que va más allá de las restricciones de competencia o del propio Gobierno

Las fusiones bancarias volvieron ayer a la palestra en dos foros distintos, celebrados a tiro de tren de alta velocidad Madrid-Sevilla. En la capital, en la sede de la escuela de negocios IESE, el consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno, aseguraba que existe margen para procesos de integración en el sector financiero, si bien limitó su alcance a las entidades medianas o las fusiones transfronterizas. Aunque sus reflexiones tienen enorme interés, el ejecutivo no es a priori una fuente imparcial, en la medida en que el banco que lidera está siendo cortejado por uno de los grandes, BBVA, que le ha lanzado una opa hostil. A algo más de 500 kilómetros, en la capital andaluza, el presidente de Abanca incidía en la idea de que “hay espacio para más fusiones bancarias en España”, si bien matizaba que cada vez más reducido.
En efecto, si se observa la gran fotografía, la oferta de BBVA sobre Sabadell pone sobre la mesa una realidad que va más allá de las restricciones que las autoridades de competencia o el propio Gobierno pudieran imponer a una transacción de esa índole. Y es que, de salir adelante la propuesta, un mercado como el español, relativamente pequeño, se vería en manos de tres grandes conglomerados como CaixaBank, Santander y BBVA, con un enorme poder sobre el mercado, incluso de forma tácita, como se demostró recientemente con las reticencias de las entidades para trasladar a la remuneración de los depósitos las subidas de los tipos. Incluso si la CNMC o el Ejecutivo obligaran al nuevo gigante BBVA-Sabadell a vender carteras de crédito o desgajar negocio, eso no haría sino engordar a sus rivales, de un tamaño ya apreciable. ¿No es hora de reflexionar, por lo tanto, sobre el mercado relevante y en la viabilidad de los proyectos de fusiones transfronterizas?
Desde luego, la falta de unificación regulatoria en cuestiones como el fondo de garantía de depósitos o la propia fiscalidad ayuda más bien poco y deja claro cómo, al igual que en tantas otras cosas, el desarrollo comunitario sigue chocando contra los intereses de los propios países que componen la UE. Como recordaba ayer González-Bueno, Sabadell capitaliza el 1% de JP Morgan. Si se quiere competir con la banca estadounidense, la ausencia de sinergias de gastos en una integración paneuropea obligaría a buscar una complementariedad de ingresos en dos entidades de tamaño considerable. Y, justo a continuación, entraría la gobernanza, la voluntad política y los intereses cruzados. ¿Se imaginan un pacto de esa índole entre Gobiernos? En algún momento habrá que decidir qué liga jugar.