Las claves: el tren de alta velocidad fracasa en EE UU... y los Tesla se quedan en tierra de nadie
Musk ha optado por meterse en política, con todos los riesgos que eso supone


Sabido es que a los estadounidenses les gusta bastante más ir en su propio coche, a su propio ritmo, que en transporte colectivo, por rápido que sea. A eso ayuda que la gasolina sea claramente más barata que en Europa. Por eso, no suele haber un excesivo entusiasmo por proyectos como el tren de alta velocidad de California, en el que participan ACS y Ferrovial, o el de Texas, en el que está Renfe. Ambos están prácticamente descarrilados, después de que la Administración Trump, que es poco amiga del transporte sostenible, le haya retirado el apoyo financiero federal.
Los Tesla, como el resto de los coches, eléctricos o no, están más en línea con el individualismo del país, pero la marca de Elon Musk ha quedado en tierra de nadie después de que el fundador se haya enemistado primero con los antitrumpistas, y ahora con los trumpistas. “También los republicanos compran zapatillas”, decía medio en broma, medio en serio, Michael Jordan. Musk ha optado por meterse en política, con todos los riesgos que eso supone. El hombre más rico del mundo aspiraba a ser también el hombre que lo hace todo, pero parece que ha querido abarcar demasiado.
El problema de las nucleares quizá fuese de entendimiento
El apagón potenció en España un debate que venía de lejos: el alargamiento de la vida de las centrales nucleares. El Ejecutivo, en principio, aboga por cerrar las plantas –así lo hacía la exministra Ribera, hasta su mudanza a Bruselas y consecuente cambio de opinión–, mientras que las empresas están más bien a favor de alargar un tiempo la vida útil. Y parece que han llegado a un acuerdo: mientras que las eléctricas pedían que el Gobierno hiciese un gesto económico, este mostraba su disposición, siempre que no se le impusieran condiciones de partida. Las eléctricas adelantarán dinero para salvar Almaraz. Hablando se entiende la gente (de dinero).
Ser un gran cliente de banca es fácil: solo hay que tener dinero
Para la banca andorrana, los influencers –los prescriptores– son muy buenos clientes, afirma un ejecutivo de la segunda entidad financiera más grande del país. Lo mismo podrían decir los prescriptores de Andorra, que les acoge y les trata con un cariño –tributario– inusitado. Por ello y por su gastronomía, sus parques, sus jardines, sus montañas, sus estaciones de esquí, sus carreteras, sus servicios públicos (y privados, sobre todo privados), su ambiente, la amabilidad de sus gentes, su clima, vegetación e hidrografía, su seguridad, su cultura, o su idioma, los prescriptores tienen cariño al pequeño Estado situado entre Francia y España. Pero sobre todo por eso (su fiscalidad). Cómo no van a ser excelentes clientes.
La frase
No dejaré la presidencia de Mercosur [que ostentará Brasil de julio a diciembre] sin haber concluido el acuerdo comercial con la Unión EuropeaLula da Silva, presidente de Brasil, ante Emmanuel Macron, su homólogo francés
La hostelería debería ser una opción, y no un salvavidas
Cuenta Clara, una joven cordobesa, que nunca se había planteado la hostelería como una “opción laboral real”, hasta que la vida le llevó a abrazarla (esto es, perdió su trabajo y fue expulsada del piso donde vivía). El sector, precario y sacrificado, da de comer a mucha gente en España, aunque quizá lo ideal fuese que una parte de estas personas comieran de otras ramas más productivas de la economía. La cuestión es que, más que una salvación, la hostelería debería ser lo que Clara entendió más tarde: una opción válida y digna de ganarse la vida. En ello trabajan iniciativas como la Escuela de Hostelería de la Fundación Cruzcampo, que acoge a jóvenes becados, un proyecto que combina gastronomía e integración social.