El Galaxy S25 Edge al descubierto: así son los 5,8 mm más audaces de Samsung
Un vídeo muestra cómo es el interior de este smartphone, que es uno de los que tiene un diseño más llamativo de todos lo que hay en el mercado.


Desde la llegada del Samsung Galaxy S25 Edge hay una pregunta que muchos se hacen: ¿qué secretos de ingeniería se esconden tras su asombrosa delgadez? Con un perfil que desafía la física, rozando apenas los 5,8 milímetros, este buque insignia de la compañía asiática destaca como un prodigio de miniaturización y diseño que merece ser diseccionado. Y esto es algo que vas a poder ver.
Un viaje al interior del Samsung Galaxy S25 Edge
Abrir el Galaxy S25 Edge es adentrarse en un mundo donde cada micra cuenta. Uno de los primeros detalles importantes es el motor de vibración. Ubicado bajo el sensor de huellas dactilares bajo la pantalla, la marca ha logrado esculpir un componente significativamente más delgado que los utilizados en sus anteriores modelos flagship. Y, esto, libera un espacio precioso.
Pero Samsung destaca especialmente con la solución implementada para el omnipresente puerto USB tipo C. Los ingenieros de la compañía han eliminado por completo la carcasa metálica independiente que tradicionalmente aloja y guía el conector. ¿El resultado? Unos simples pines desnudos soldados a la placa base. Importante; para que todo vaya bien en las cargas, el propio marco de titanio del Samsung Galaxy S25 Edge es el que asume el trabajo.
Cuestión de disipación
El sistema de gestión térmica es otro de los detalles importantes del terminal por el poco espacio existente. El calor es el eterno rival de los dispositivos potentes y compactos. Aquí, Samsung utiliza una cámara de vapor que llama la atención por su morfología: excepcionalmente ancha y muy plana. Este diseño maximiza el área de contacto con los componentes generadores de calor mientras se mantiene fiel al mantra de la mínima altura posible.
Sin embargo, la estrategia de Samsung para controlar las temperaturas va más allá del elemento. Así, el equipo de diseño ha adoptado un enfoque radical con el procesador: en lugar de anclarlo sobre una estructura de soporte intermedia, como era habitual e incluso como se sigue haciendo en su hermano mayor, el Galaxy S25 Ultra, el SoC se monta directamente sobre la superficie de la cámara de vapor. El espacio entre ambos está literalmente inundado por una cantidad generosa de pasta térmica. Esta solución de “contacto directo” elimina capas intermedias, mejorando así la transferencia térmica de manera significativa -pero exigiendo una precisión de montaje muy alta-.

La placa base, otro componente que destaca
La integrada presenta un diseño innovador que la hace más delgada que las de sus predecesores. Esto se logra a través de un empaquetado de componentes aún más denso y optimizado. Los chips y condensadores se disponen con una eficiencia espacial extrema, posiblemente utilizando técnicas avanzadas -como Package-on-Package- y empleando sustratos de PCB más finos… pero igualmente resistentes. Esta miniaturización es quizás uno de los avances más significativos observados en el desmontaje, todo hay que decirlo.
El Samsung Galaxy S25 Edge es una nueva forma de diseñar
El enfoque diseño adaptado en el Samsung Galaxy S25 Edge tiene implicaciones importantes en el mercado de los smartphones. Todo lo indicado representa soluciones que otros fabricantes observarán con extrema atención y, seguramente, utilizan para evolucionar en sus propios dispositivos.

Gigantes como Apple, que históricamente ha perseguido también la delgadez extrema en sus diseños premium (pensemos en la evolución del MacBook Air o el iPhone), sin duda analizarán estas estrategias de Samsung para sus futuros lanzamientos, por poner un ejemplo. Por lo tanto, hablamos de un terminal que se puede considerar como un banco de pruebas respecto a la integración que podría definir el diseño de los dispositivos móviles en los próximos años.