Vanguard, la gestora que inventó los fondos indexados de bajo coste, pisa fuerte en España
La firma estadounidense, que maneja 10 billones de dólares y es de los mayores accionistas del Ibex 35, tendrá un equipo de seis personas con una vocación de largo plazo


Warren Buffett, el inversor más reconocido en todo el planeta y que anunció su retirada hace dos semanas, labró su leyenda y su fortuna comprando acciones a buen precio y manteniéndolas en cartera. El mago de las gangas. El genio de la gestión activa. Así ha acumulado un estratosférico retorno medio anual del 20% a lo largo de seis décadas. Pero cuando Buffett recomendó a su mujer qué hacer con su dinero cuando él muera —tiene 94 años— tuvo claro el consejo: lo mejor sería que destinara un 90% a un fondo de inversión que replicara la evolución del índice de la Bolsa estadounidense S&P 500 (y el resto a efectivo). Un fondo como los creados por su admirado John Bogle, fundador del gigante de los fondos Vanguard Group y que ahora va a desplegar toda su capacidad comercial en España. De él dijo Buffett que “nadie ha hecho más por el inversor estadounidense, habría que construirle una estatua”.
Vanguard es la segunda mayor gestora de activos del planeta, con un volumen de activos de 10 billones de dólares (9,2 billones de euros), solo por detrás de BlackRock. Y fue la pionera en la comercialización de fondos de inversión indexados, o pasivos. Se trata de productos que replican la evolución de un índice, como el Nasdaq, el Ibex o el S&P 500. Al no tener que estar analizando compañías y tomando decisiones de inversión, las comisiones de estos productos son bajísimas.
El grupo controla el mayor fondo de inversión del mundo, el Vanguard Total Stock Market, su comisión de gestión es de solo un 0,03% anual, cuando en fondos activos se puede superar ampliamente el 1,5% anual. También administra el mayor ETF del mundo, el Vanguard S&P 500, con 640.000 millones de dólares de patrimonio. En el Ibex 35 es el segundo mayor inversor internacional, con una posición de más de unos 25.000 millones de euros.
Presencia en España
A pesar del gigantesco tamaño del grupo Vanguard, su presencia en España ha sido testimonial. Hasta ahora. La firma va a abrir oficina en Madrid, en el exclusivo barrio de Salamanca, y ha designado a Pablo Bernal (Ciudad de México, 1986) como el máximo responsable en el país. El directivo está en fase de reclutamiento y espera contar con cinco personas en su equipo en los próximos meses. “En Vanguard tenemos nuestro propio ritmo pero, una vez que se adopta una decisión, se hace con una vocación de muy largo plazo”, apunta el financiero, en su primera entrevista con un medio español.
Los fondos de inversión y los fondos cotizados (ETF, en por sus siglas en inglés) que Vanguard tiene en Europa están registrados en Irlanda. Su distribución en España se hacía desde las oficinas de Londres y Milán pero hasta ahora no había un equipo comercial propio. Por comparación, BlackRock tiene a casi 40 personas en Madrid, la francesa Amundi 35 empleados y la inglesa M&G cuenta con 19.
Aún sin tener equipo local, el atractivo de los productos de Vanguard es tal que los inversores institucionales españoles ya tienen invertidos más de 15.000 millones de euros a través de fondos y ETF de la firma. La quinta mayor gestora internacional en España, jugando con las manos a la espalda.

“El grupo ha visto que el potencial de España es enorme y que nuestros fondos y ETF pueden resultar muy atractivos tanto para los grandes inversores mayoristas, como las aseguradoras o los fondos de pensiones, como para el pequeño cliente, que cada vez accede más a los fondos indexados, ya sea con plataformas como Revolut, Trade Republic o MyInvestor, o gestores automatizados como Indexa Capital”, apunta Bernal, quien antes ya desarrolló la oficina de BlackRock en México.
Cuando John Bogle creó Vanguard en 1976 se marcó como el objetivo prioritario que los fondos pudieran replicar los índices con las menores comisiones posibles. Eso condicionó incluso la estructura de propiedad del grupo. En lugar de cotizar en Bolsa, los dueños de Vanguard son los partícipes de sus propios fondos, en modelo semi-mutual, que abarata los costes y “también hace que la estrategia de expansión sea más conservadora, más sosegada, pero muy decidida”, explica el ejecutivo.
Otra de las características es que su catálogo de productos es relativamente reducido, de unos 400 fondos. Solo se crea un vehículo cuando se entiende que es necesario y va a aportar valor. Nunca con estrategias apalancadas ni ultra sofisticadas.
Aunque la seña de identidad de Vanguard son sus fondos y ETF indexados, sobre todo los que replican índices bursátiles, la firma también se ha abierto hace unos años a los fondos de gestión activa, en los que un inversor va eligiendo compañías o bonos. “Creemos que es compatible, siempre que los costes sigan siendo bajos y que se demuestre en el largo plazo que se está aportando un rendimiento extra respecto al índice con el que se compara”. Una de las gamas donde mejor están funcionando estos fondos activos de Vanguard es en la inversión en deuda de países emergentes.
Otro de los cambios que prepara Vanguard, a su ritmo, es la entrada en el mundo de los activos alternativos a la Bolsa y los bonos. Hace un mes se conoció un acuerdo con Wellington y Blackstone para tratar de acercar las inversiones en infraestructuras, o capital riesgo a los inversores minoristas. “Este es ahora uno de los grandes desafíos del grupo, y creemos que tenemos mucho que aportar a este segmento, como ya lo hemos hecho a la inversión bursátil, que en un 50% ya es indexada en Estados Unidos”.
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